martes, 21 de enero de 2020

Diario de Pineda 1 - 2020


Preámbulo
Hoy el día ha comenzado muy pronto y con nervios porque nos íbamos a Pineda de la Sierra. ¡El viaje que siempre recordaremos!






Comienza la aventura

Empieza el viaje y, a pesar de los nervios, hemos venido tranquilos, sin mareos y, según nos acercábamos a nuestro destino, contentos por ver la nieve. Nos han recibido cinco monitores que nos han acompañado hasta el albergue intentando que nadie sufriera un resbalón a causa del hielo.
                  Almuerzo rápido mientras llega el otro cole. Una vez todos juntos comenzamos la explicación de las normas y los pasos a seguir hasta la hora de la comida. Muchas órdenes juntas, demasiadas cosas a la vez… ¡Vaya jaleo!
                  Deshacer las maletas, hacer que todo entre en una taquilla demasiado pequeña: “¿Dónde meto esto? ¡No me cabe! ¡No tengo las sábanas! Alguno hoy duerme con ración doble de sábanas.
                  Hora de comer, gritos, gritos, gritos y más gritos, después de varias llamadas de atención, nos cuentan las rutinas y funciones que desempeñamos en cada un de las comidas: ponemos la mesa, servimos a los compañeros, recogemos los platos y limpiamos las migas. Una comida rica que ha ayudado a que sea rápida. Después del tiempo libre, nos preparamos para la primera ruta. Tres capas obligadas, más complementos anti-fríos, hablamos demasiado y somos muy lentos caminando. Esto hace que la ruta sea más corta de lo esperado. Hemos pisado una capita de nieve y hemos jugado a guerra de bolas.
                  Vuelta al albergue y merienda, con tiempo libre que aprovechamos para cambiarnos y ponernos ropa seca. A continuación, nos han explicado las normas de la noche y el buzón del amor y la amistad… ¡Va a dar mucho juego!
                  No están muy cansados, porque al llegar la cena, el nivel de ruido era similar o incluso superior al de la hora de comer. Después, tiempo libre, donde hemos demostrado quien son los campeones del futbolín de Pineda. Se han ido contentos.
                  Ahora, una vez leídos los mensajes del buzón, estamos con la velada nocturna. A oscuras por el albergue buscando las Gomibayas.
 En media, hora a dormir. Deseadnos suerte. Y con esto y un bizcocho hasta mañana a las ocho.
 

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